El amor, algo tan ambiguo
como
necesario, en una palabra, imprescindible como el mismo aire que
respiramos
y al que todos aspiramos en una u otra medida.
Cuando una persona dice: "Te Quiero" en el sentido de pareja, pueden referirse a muchas cosas en las que no solemos meditar ni darnos cuenta, pueden querer decir , te quiero en la hoguera, te quiero lejos, te quiero el ratito que me convienes, o te quiero en la cama, es muy poco romántico y hasta grotesco mirarlo desde esta perspectiva, o incluso absurdo, pero no lo es tanto.
Son dos palabras que encierran mucho, no deberían salir de la boca como si fueran churros, pues pueden darte la felicidad casi absoluta o causarte el dolor mas extremo.
A lo largo de la historia, en películas, en libros, novelas, y en nuestras propias vidas, en conjunto hemos oído decir infinidad de veces, la palabrita mágica, y ¿cuántas en realidad eran verdaderas? Es decir, ¿cuántas se decía con el corazón, y cuantas solo de boquilla?
Todas las personas necesitan ser amadas, es una necesidad tan fisiológica como el comer, mas aún, si lo apuramos, ya sabemos que el amor rompe todas las barreras, aunque haya quien piense que eso es una chorrada, no pueden ni podrán demostrar lo contrario mientras duran sus penosas vidas.
Las palabras se las lleva el viento, por eso, decirlo no cuesta nada, pero demostrarlo es ya otra cuestión bien diferente, bien se sabe, que hechos son amores y no buenas razones, nada es tan fácil como parece, la verdad, es que todo es bien complicado, nos movemos en un laberinto bastante angosto, en el que no sabemos que nos encontraremos a la vuelta de la esquina, cada paso, cada movimiento supone un riesgo que deberemos asumir en su momento, y a veces, hasta jugarnos el cuello para sortear esos incómodos obstáculos que nos aparecen cada corto recorrido.
El amor no es sinónimo de promiscuidad, sino de sufrimiento, y es cierto, aquella persona que quiera amar de veras, deberá saber, que de paso, sufrirá. Todas las cosas en esta vida tienen su parte positiva y su parte negativa, y no podemos disimular, que todo es color de rosa, pues las decisiones importantes conllevan su responsabilidad e intentar eludirlas, no solo es de ignorantes, sino de gente sin valores, lanzados a un modo de vida totalmente descontrolada.
Cada uno de nosotros, creemos tener la razón, en lo que a este tema se refiere, y cada cual se lo monta a su manera, pero el camino es uno, y además tajante, lo que ocurre es que a nadie le gusta escuchar la verdad, porque esta nos duele, y mas cuando no nos conviene en absoluto, este sentimiento que nos conduce a hacer verdaderas barbaridades pueden hacer muchísimo daño, un daño que no nos importa en el auge de la pasión que se puede despertar en nosotros, en tiempo y formas equivocadas, por decirlo de alguna manera, pero que nos debería de importar, porque esta angustia se puede causar a otras personas que también nos importan, lo que quiero decir, es que el amor implica entrega, pero no a medias, sino a enteras, y si no se es capaz, pues mejor no arriesgar. No se puede ser mitad carne, mitad pescado, y eso es evidentísimo, ya que todo lo que mal empieza, mal termina.
Siempre se ha sabido, que no se puede empezar una casa por el techo, ni comer lo que no se ha cocinado previamente, no podemos guiarnos por lo que nuestros cuerpecitos desean siempre, tenemos unas obligaciones que afrontar, no porque lo diga este artículo, sino las que nosotros mismos nos imponemos, lo que no se puede hacer es tirar la piedra y luego esconder la mano, - caso que se practica con frecuencia- ya que nos llevaría a ser personas de muy poca valía y es muy penoso ser víctima de tus propias circunstancias, cuando el planeta está pidiendo a gritos que la gente vuelva a tener un poquito de sentido común, aunque solo sea porque vamos a cambiar de milenio y no pensar solamente en VIVIR, VIVIR, que son dos días, pues por eso mismo, ya que son dos días no deberíamos malgastarlos. Tengamos muy en cuenta que la vida pasa factura y puede que cuando esta nos llegue no nos guste demasiado pagarla.
Amar es un placer muy especial, que en ocasiones te sabe dulce al paladar y cuando te llega al estómago se vuelve amargo como la hiel.
"EL PRIMER SUSPIRO DEL AMOR ES EL ÚLTIMO DE LA CORDURA"
(Bret)
Articulo remitido por
Cynthia